La Belladona: La droga de las brujas
Durante la era medieval, la belladona: la droga de las brujas, era el ingrediente principal y fundamental en las pócimas de las brujas y de los magos. La historia de que las escobas volaran hace referencia de su origen a estos ungüentos. Sin duda alguna, hallar la dosis adecuada de esta planta, con los instrumentos que se utilizaban en aquella época, era muy complicado y se corría el riesgo de muerte si esta se ingería. Por esa razón, se usaba por vía tópica o usaban palos untados de esta unción y se lo aplicaban, tanto en el ano, como en la vagina, cuando esta hacia efecto, alucinaban y creían volar. Por lo tanto se llamaba La droga de las brujas.
Su interés en la antigüedad
Pasando de que la belladona: la droga de las brujas Su uso e interés se remonta a tiempos pasados, donde sustancia venenosa de la belladona, provoco el interés de Cleopatra, al querer saber más de esta planta.
Tanto así, que en su pensamiento consideraba utilizarla, cuando estaba planeando su suicidio. Para entender precisamente sus efectos, por consiguiente, ordenó a uno de sus siervos a tomar el veneno que esta planta tenía.
Sin duda alguna, este esclavo murió rápida y dolorosamente. Por tal razón, La reina sin dudarlo, descartó definitivamente esta opción.
La belladona en el renacimiento
En estos tiempos, esta planta se posicionó en la moda como un cosmético, ya que sus frutos irritaban levemente la piel en donde este se aplicara. Sabiendo su uso, las doncellas lo usaban para que parecieran sonrojadas, como también se aplicaban el zumo de las bayas en sus ojos.
De esta manera, las pupilas siempre se dilataban por efecto de la atropina que esta contenía. Algo que según los conocedores de la belleza de esa época, consideraban extremadamente bello.
Cabe aclarar, que el objetivo de las mujeres de aquellos tiempos, era que sus ojos se asemejaran a los de una gacela, lo que hoy en día las clínicas oftalmológicas usan.
Disponible 24H
Dejate atender por brujos buenos en Chicago. Expertos siempre a tu disposición.