Las misas negras tiene un enfoque: la profanación de la palabra de Dios. Es decir, aborrecen cualquier mensaje que hable del perdón, el amor y la fe y lo traspasan a la venganza, la lujuria y el ateísmo.
Además las oraciones consagradas a Dios y a su hijo son cambiadas para nombrar a satanás y otros demonios. Básicamente el sacrilegio es la meta de cualquier misa negra.
Cuando se lleva a cabo estos rituales, quienes dirigen la misa (sacerdotes o sacerdotisas) se visten de monjas o sencillamente no se colocan nada.