Por un lado, viene del miedo a que veamos en la comunicación algo que no es bueno para nuestra vida, o diferente de lo que queremos. Conozco muy bien este miedo porque lo he aprendido por experiencia propia. No solo sentir miedo, sino vivir con miedo. Hubo una ocasión en mi vida en la que pude ver una de las situaciones más dolorosas que me tocó vivir en mi lectura de tarot. Vi mis peores temores en la carta. Lo vi en detalle y directamente la verdad es que no voy a mentirte ni a venderte la historia del arcoíris. Cuando lees el tarot, estás viendo la vida, la vida lo tiene todo, y sabes que siempre te digo que es agridulce. Las cartas del tarot nos lo dicen.
Uno de los problemas de razonamiento detrás de esto es creer que la negatividad en nuestra realidad sucede porque la vemos en las cartas. Y ese no es el caso. Las cartas del tarot no tienen ningún efecto sobre la vida; tú creas tu realidad, y esto incluye el libre albedrío y la voluntad divina de los demás. Si alguien es irresponsable de lo que está pasando en tu vida, es el tarot. Y, por otro lado, no es consuelo creer que por no saber leer las cartas del tarot, esas situaciones negativas no van a ocurrir. Ocurren de todos modos, y personalmente prefiero verlos en mis lecturas para poder trabajar con ellos de manera proactiva en lugar de atascarme.