Así que abracemos la crisis y el cambio repentino de fortuna. Desde su sabiduría, el Arcano XVI, la Casa de Dios, sugirió varios caminos.
-El primero dice que no se puede luchar contra lo inevitable. Por lo tanto, debes rendirte a la crisis, saltar al vacío, creyendo que hay un propósito divino. Es el entendimiento de que, casi siempre, lo que quiere mi ego es diferente de lo que quiere mi divinidad.
-El segundo método asegura que todo lo que es inútil, todo lo que se vuelve tóxico o irreal en la vida, debe ser destruido. Solo así se podrá reconstruir. La Biblia dice: Construye sobre roca, no sobre arena. Construya sobre su verdad, no sobre la fantasía y la utopía. Como resultado, la casa de Dios pregunta ¿qué debes cambiar? ¿Con qué estás obsesionado? ¿Qué te protege de una crisis? ¿Puedes reconstruirlo de nuevo?
-La tercera vía afirma que la crisis exige la destrucción de corazas, el descargo de máscaras y personalidades. Es un momento en el que no te puedes perder. O me hundía o aprovechaba para construir pacientemente desde otro lugar. Todo lo que estaba escondido sale a la superficie. ¿Estoy dispuesto a verlo y curarlo? Una crisis es una oportunidad y todos saben aprovecharla.