En tiempos de antaño, las brujas eran mujeres conocedoras de distintos campos como la botánica, el curanderismo, la destilación de perfumes, creación de pócimas y conocedoras de la sexualidad femenina.
Anteriormente era frecuente ver a las afueras de las comunidades a mujeres viviendo solas en pequeñas chozas. Era frecuente verlas junto con un caldero donde realizaban conjuros y pócimas que comercializaban como sustento.
Las mujeres eran las clientes predilectas de las brujas, quienes acudían siempre por un corazón roto, algún malestar físico y/o mental y mujeres que acudían para que les practicaran un aborto.