También se creía que quien arrancaba la mandrágora, esta producía un grito feroz capaz de dejar sorda a la persona. Siempre se recomendaba taparse las orejas antes de arrancar la raíz. También se creía que la planta debía ser arrancada en las puestas de sol.
Quien secaba un pedazo de mandrágora, le permitía ser invencible en las batallas y gran solvencia en temas del amor.
Esta planta fue de las más queridas por las brujas y temidas por los pueblos.